Cuenta la historia que el sacerdote San Valentín, en la Roma del siglo III -época en la que el cristianismo era perseguido, y período en el que se prohibía el matrimonio a los soldados (ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla)-, decide casar a las parejas bajo el ritual cristiano a escondidas de los ojos romanos. Por proteger a los enamorados y auspiciar bodas secretas Valentín adquiere gran prestigio en toda la ciudad y es llamado por el emperador Claudio II para conocerlo. El sacerdote aprovecha aquella visita para hacer propaganda de la religión cristiana y convencer al emperador para que siga los pasos de Jesús. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión, los soldados y el propio Gobernador de Roma le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín. San Valentín fue ejecutado un 14 de febrero.
Más tarde, la Iglesia Cristiana decide recuperar la historia y canonizar a San Valentín como patrón de los enamorados.
En el calendario de la Antigua Atenas, el período comprendido entre mediados de enero y mediados de febrero era el mes de Gamelion, dedicado al sagrado matrimonio de Zeus y Hera. Pero, aunque típicamente occidental (al remontarse a la Antigua Grecia y a Roma), la celebración del día de los enamorados también se ha extendido a otros países, como Japón, China y Taiwán.
El Día de San Valentín moderno fue importado a Norteamérica en el siglo XIX por los británicos. La fiesta se introdujo en España a mediados del siglo XX, con el motivo de incentivar la compra de regalos, y bajo esta premisa es como ha llegado a nuestros días.
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